¿Qué es la huella de carbono?

¿Conoces la huella ecológica que deja tu paso por el planeta? ¿Sabes qué es la huella de carbono y qué la produce? Si te preocupa el calentamiento global, sigue leyendo. Te contamos qué son los GEI (no solo el dióxido de carbono), cómo calcularlos y qué puedes hacer para reducirlos.
¿Qué es el carbono?
El carbono es un elemento químico básico para la existencia de vida en la tierra. Cualquier organismo vivo está formado a base de carbono. Es el segundo elemento más importante de nuestro cuerpo y de todas las estructuras orgánicas. Forma parte de los alimentos que consumes cada día, ya que tanto los carbohidratos como las grasas y las proteínas lo contienen.
Desde el punto de vista medioambiental, es un elemento fundamental. Te lo explicamos.
¿Qué es el ciclo del carbono?
Nuestro planeta tiene un número fijo de átomos de carbono, es decir, el total de carbono en la Tierra no varía. El ciclo del carbono es el intercambio constante de este elemento entre los seres vivos y el medio ambiente, a través de los cuatro reservorios donde se encuentra en distintos estados:
- En la atmósfera, en forma de dióxido de carbono (CO2).
- En los ecosistemas terrestres, en la materia orgánica muerta y en el suelo.
- En los océanos, como carbono orgánico disuelto, en los seres vivos marinos y en la materia orgánica muerta.
- Como sedimento, en los fósiles y en los combustibles fósiles.
El ciclo del carbono implica a los procesos de respiración y fotosíntesis. A través de la fotosíntesis, las plantas absorben el dióxido de carbono (CO2) y, junto a la irradiación solar, lo utilizan para fabricar carbohidratos. Los animales comen plantas y toman esos carbohidratos como alimento. Por medio de la respiración, unos y otros, los descomponen y liberan CO2 a la atmósfera.
No todos los átomos de carbono están continuamente en movimiento. También se encuentran almacenados en los árboles o en los combustibles fósiles. Cuando un árbol muere o se quema un combustible fósil, se liberan y entran a formar parte del ciclo del carbono.
Desde la época de la Revolución Industrial, el ser humano ha ido adquiriendo cada vez más un papel relevante en la aportación de CO2 a la atmósfera debido a las actividades industriales, de transporte y procesamiento de productos, sin que, durante décadas, se tomara algún tipo de medida restrictiva. Debido a ello, se ha producido el efecto invernadero, la acidificación de los océanos y mares, y la lluvia ácida.
¿Qué es la huella de carbono?
La definición ya se vislumbra en el apartado anterior. La huella de carbono es la cantidad de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que el ser humano emite a la atmósfera en el desarrollo de sus actividades industriales, de transporte, manipulación y las cotidianas que todos llevamos a cabo. La forma en que nos alimentamos, los objetos que compramos, el transporte que usamos o el consumo energético dejan su huella, nuestra huella de carbono en el planeta.
Los GEI no solo están formados por dióxido de carbono
Los gases de efecto invernadero son todos aquellos que se acumulan en la atmósfera y tienen la capacidad de absorber la irradiación solar con el consiguiente incremento del calor que da lugar al efecto invernadero.
Los principales gases de efecto invernadero son el vapor de agua, el metano (CH4), el dióxido de carbono (CO2), los clorofluorocarbonos (CFC), el ozono (O3), el óxido nitroso (N2O) y el hexafluoruro de azufre (SF6). Todos son de origen natural y logran mantener una temperatura óptima en la Tierra al calentar la temperatura del aire que está más cercano al suelo. Sin ellos, se calcula que la temperatura media del planeta sería de unos -18ºC.
Entonces, ¿por qué hablamos de huella de carbono?
El GEI con más potencial de calentamiento es el hexafluoruro de azufre. Sin embargo, nos centramos en el carbono, ya que, debido a las emisiones relacionadas directamente con la actividad humana, su contribución al efecto invernadero es mucho mayor.
Los gases de efecto invernadero se clasifican en directos e indirectos: los primeros contribuyen al efecto invernadero sin sufrir cambios. Los indirectos son aquellos gases que se transforman cuando llegan a la atmósfera en GEI directos.
Te damos un breve apunte de todos ellos.
GEI directos
Son el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso, los clorofluorocarbonos y el vapor de agua.
- El dióxido de carbono. Demonizado por ser el principal culpable del calentamiento global, no hemos de olvidar que su producción a gran escala es producto de las diversas actividades humanas. Según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), los niveles de este gas, al comienzo de la Revolución Industrial, eran de 280 partes por millón (ppm). En la actualidad, se sobrepasan ya los 400 ppm.
- El metano es también un importante contribuyente al aumento del efecto invernadero. Su fuente principal de producción es la descomposición de la materia orgánica en los procesos biológicos, siendo la ganadería el sector que emite el mayor volumen de este gas. Por otro lado, grandes concentraciones de metano se encuentran almacenadas en los océanos y las partes congeladas del planeta, con lo que la descongelación progresiva de estas zonas, provocada por el calentamiento, agrava el problema.
- El óxido nitroso tiene un efecto aún más importante que el dióxido de carbono en el calentamiento global, aunque, afortunadamente, su concentración no es muy elevada en la atmósfera de la Tierra.
- Los clorofluorocarbonos no existen de forma natural, es decir, su origen es debido a la actividad humana. Empezaron a fabricarse y utilizarse en la industria en la tercera década del siglo XX, hasta que las investigaciones relativas a la destrucción de la capa de ozono lograron que fueran prohibidos con la aprobación del protocolo de Montreal.
- El vapor de agua es el GEI más abundante. La producción en exceso del resto de gases de efecto invernadero, al dar lugar a una atmósfera recalentada, incrementa el contenido en vapor de agua y afecta a la formación de las nubes.
El problema es, pues, la producción desmedida de estos gases debido a la injerencia del ser humano: uso de combustibles fósiles, excesiva demanda energética, producción extensiva agrícola y ganadera, gases refrigerantes, vertederos incontrolados en muchos países del mundo y la destrucción de las masas forestales.
Y aunque parezca que son solo unos pocos grados los que aumenta la temperatura, sus efectos ya llevan años notándose en forma de cambios estacionales bruscos, lluvias torrenciales, sequías extremas y fenómenos meteorológicos inusuales en las épocas que se producen.
Cálculo de la huella de carbono
La huella de carbono se mide en toneladas de CO2 equivalente (tCO2e) y el cálculo se realiza multiplicando la cantidad de actividades realizadas por los factores de emisión de las mismas.
El cálculo de la huella de carbono no es igual para un país que para una empresa o un particular. De hecho, no hay un acuerdo absoluto sobre qué valores deben tenerse en cuenta.
Las variables más comunes son:
- La energía que consumes.
- Los transportes que utilices.
- Los alimentos que compras.
- Tus hábitos de consumo.
Si quieres conocer tu huella de carbono, cuentas con varias calculadoras en Internet. Una de las más utilizadas es la de la empresa inglesa Carbon Footprint, que colabora con las empresas para medir, gestionar y reducir la huella de sus productos y servicios. Otra es la de la española Fundación Aquae, validada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente como de primer nivel.
Consejos para reducir la huella de carbono
Cada uno de nosotros podemos hacer mucho por reducir la huella de carbono y ello nos faculta para exigir a gobiernos y empresas que actúen todos juntos para evitar llegar a un punto de no retorno. Son muchas las medidas que podemos llevar a cabo. Te detallamos algunas:
- Consume energía limpia. Escoge una comercializadora que apueste por fuentes renovables para suministrar la electricidad de tu hogar o negocio. Apaga las luces cuando no sean necesarias y regula el termostato de la climatización.
- Vigila que los inodoros o grifos no pierdan agua y usa dispositivos ahorradores en los grifos.
- Cuando tengas que cambiar algún electrodoméstico, escoge el de mayor eficiencia energética. Aunque cueste algo más, tu cartera y el planeta lo agradecerán con el tiempo.
- Usa el transporte público o la bicicleta siempre que puedas. Si usas vehículo privado, conduce de manera eficiente.
- Recicla y consume de manera responsable productos como ropa, móviles, etcétera. Si algo ya no lo quieres, no lo tires: regálalo o cámbialo. Si está roto o estropeado, recíclalo.
- Apuesta por el comercio local y de proximidad y aliméntate de manera sana, reduciendo o eliminando los productos más procesados. También esto lo agradecerá tu cartera, el planeta y, sobre todo, tu salud.
- Compensa la huella que, inevitablemente, todos dejamos. Apúntate a proyectos medioambientales, como plantar árboles o promover las energías limpias.
Vale la pena esforzarnos para reducir la huella de carbono en beneficio de todos nosotros.